Primeros años

Gabriel Siria Levario nacido en Ciudad de México, 1 de septiembre en Ciudad de México.

Fue el primero de los tres hijos del matrimonio formado por Francisco Siria Mora, de oficio panadero, y Juana Levario Plata, comerciantes, quienes lo bautizaron como Gabriel Siria Levario.

Logró estudiar hasta el quinto grado de educación primaria en escuelas ubicadas en el barrio de Tacubaya, donde nació y creció. En las escuelas de Tacubaya comenzaron a desarrollarse sus inquietudes artísticas, pues solía participar como cantante en los festivales escolares.

Javier Solís inicio como cantante presentándose en restaurantes y como parte primero del Dúo Guadalajara y luego del Trío Flamingo, llamado después Trío México, con sus amigos Pablo Flores y Miguel Ortiz Reyes

A principios de 1948 trabajaba en la carnicería llamada "La Providencia" de la Colonia Condesa y se inició como intérprete solista de música ranchera: cantaba en las noches con grupos de mariachis en la Plaza Garibaldi y en la calle Honduras, en la capital mexicana.

Después cantó en los restaurantes El Tenampa y el Guadalajara de Noche, donde se hacía acompañar del Mariachi América de Alfredo Serna. Como no tenía sueldo fijo, sus ingresos provenían de las propinas que recibía.

Al finalizar el año, mientras cantaba en la Plaza Garibaldi el general Rafael Ávila Camacho lo contrató junto al mariachi Metepec por un año para actuar en Atlixco, en el estado de Puebla. Fue su primera gira como Javier Luquín. Al finalizar la gira, lo contrataron en un cabaret como cantante y animador, frente a un público diverso. Estudió canto aproximadamente un año con el maestro Noé Quintero.

Éxito inicial

Hacia 1950 grabó sus primeras creaciones: Punto negro, Tómate esa copa, Virgen de barro y Te voy a dar mi corazón, producidas, con el Trío Los Galantes, en un pequeño estudio de grabación destinado a artistas aficionados y que pertenecía a la sala de cine Cinelandia de la Ciudad de México. El cantante hizo estas grabaciones en discos de acetato para mostrarlas a sus amistades y las entregó como tarjeta de presentación ante Discos Columbia de México (hoy Sony Music México), la que lo contrató en enero de 1956. Esta empresa discográfica incluiría las dos últimas en el LP Homenaje a Javier Solís, editado en 1990, y Punto negro aparecería en el triple LP 36 Éxitos de Javier Solís, que se distribuyó en el mercado en 1969.

A principios de 1955 fue contratado para cantar en el Bar Azteca, donde permaneció por espacio de cuatro años. Es aquí donde, a sugerencia de su amigo Manuel Garay, cambiaría su seudónimo por Javier Solís, con el cual lograría la fama artística. A mediados de ese mismo año lo escuchó cantar en el local Julito Rodríguez, en ese entonces guitarrista y primera voz del Trío Los Panchos, quien lo recomendó para una audición con Felipe Valdés Leal, quien era director artístico de Discos Columbia de México. Gabriel Siria, ahora convertido en Javier Solís, resultó aprobado en la audición y se le hizo un contrato para grabar su primer sencillo a fines de 1955. Se incluyeron los temas Qué te importa y Por qué negar. El sencillo obtuvo éxito en el interior de México y, gracias a ello, fue contratado formalmente el 15 de enero de 1956. Se dice que, como parte de este trato, Javier Solís entregó la cinta que contenía los temas antes mencionados y la compañía la archivó por varios años, dando a conocer los temas, años después de su fallecimiento, como ya se ha dicho.

Un hecho inesperado retrasó el lanzamiento de su primer álbum. El día del sepelio del actor y cantante Pedro Infante, Solís asistió para poder cantar una canción en su memoria.

Solís continuó haciendo presentaciones en el Bar Azteca y también en un espacio de la emisora mexicana XEW. Recibe su primer disco de platino por las altas ventas de su primer sencillo, el día 5 de septiembre de 1957. Como consecuencia, grabó su primer álbum Javier Solís, Volumen I añadiendo a los temas de su disco sencillo seis canciones más. Su consagración definitiva fue cuando grabó el tema Llorarás, llorarás (que formó parte del álbum del mismo título) en 1959, cuando Felipe Valdés Leal logró con consejos que Solís abandonara su estilo imitador de Pedro Infante. En lo sucesivo, su carrera fue meteórica, ya que aunque duró solamente diez años, grabó 379 canciones y se convirtió en uno de los cantantes más famosos de la historia en México.

Estrellato

En 1959, durante su primera gira promocional hacia Estados Unidos, la disquera preparó un álbum de valses de origen mexicano en el cual el acompañamiento no sería efectuado con mariachis sino con una banda sinfónica conformada por músicos mexicanos y estadounidenses con arreglo y dirección del músico Fernando Zenaido Maldonado. El álbum, titulado Javier Solís con banda, fue grabado en los estudios de Columbia Records en Nueva York, en uno de los primeros trabajos de grabación multipista llevados a cabo por artistas latinoamericanos. Las ventas iniciales de este LP se destinaron a organizaciones de caridad, pero tuvo poca aceptación en México. Sin embargo, varios años después fue digitalizado. Curiosamente, en 1963 la disquera tomó la pista de voz de esta grabación y sustituyó el acompañamiento de banda con el del Mariachi Nacional de Arcadio Elías. El álbum resultante se denominó Valses Mexicanos, que al ser digitalizado se titularía Valses. Es la primera reconstrucción técnica llevada a cabo con la voz de Javier Solís, aún en vida, aunque esto no lo sabrían algunos fanáticos del cantante sino varios años después, gracias a los avances en las técnicas de computación y multimedios que permitieron hacer la comparación posterior.

En 1960, durante una nueva gira por Estados Unidos, emprendió un proyecto diferente al grabar boleros con acompañamiento de orquesta de estudio dirigida por quien después sería su amigo, el músico estadounidense Chuck Anderson. Este álbum fue denominado Javier Solís en Nueva York y tenía como fin, según palabras del cantante, ponerlo al nivel de otros artistas de géneros románticos demostrando su versatilidad. Este disco tardó un tiempo en salir al mercado debido a la aceptación del cantante como artista del género ranchero.

Entre 1962 y 1963 graba dos de sus discos más célebres: Fantasía española y Trópico, con canciones del compositor Agustín Lara, convirtiéndose así en uno de sus mejores intérpretes. Con las interpretaciones de Javier Solís comienza una nueva era para la música de mariachi, al dejar atrás los sones y la temática campirana para incorporar la lírica urbana y las adaptaciones de canciones latinoamericanas, logrando refrescar el género y el interés del público por la música ranchera.

Iniciando 1966, comenzó un nuevo proyecto discográfico grabando algunas de las canciones más conocidas de los compositores puertorriqueños Rafael Hernández y Pedro Flores. Sin embargo, debido a sus padecimientos de salud, sólo alcanzó a poner la voz a seis de las ocho pistas preparadas del nuevo álbum, aunque llegó a terminar su otro álbum Javier Solís Con Orquesta.